11 enero 2012

ROBERTO ALOMAR: otro orgullo latino en el salón de la fama de Cooperstown, y en español

Roberto Alomar al centro portando la placa que lo inmortaliza para el Beisbol
Cuando Roberto Alomar se paró a recibir su placa como el octavo pelotero latinoamericano en el Salón de la Fama, tomó el micrófono y pidió permiso para expresarse en español.
El puertorriqueño, considerado por muchos como el intermedista más completo de la historia, sabía que este era el momento más grande de su vida y "quería expresarme con el corazón".

"Deseaba hacer un homenaje a mi Isla, a mi gente, a mi bandera y a mi familia", dijo Alomar, durante la apertura de una exposición de homenaje a Roberto Clemente celebrada en San Juan. "Me había prometido que cuando me escogieran para el Salón de la Fama comenzaría mi discurso en español. Pero lo hice pidiendo permiso, sin faltarle el respeto a nadie, porque siempre porque el béisbol de Estados Unidos me dio mucho, me dio todo".
Alomar, natural de Salinas, un pueblo del sur de Puerto Rico, dijo que sabía que aunque domina muy bien el inglés, la emotividad del momento pedían que se expresara en su idioma.
"Pienso que todo el mundo me entendió, el porqué de hablar en mi idioma", confesó. "Lo que dije en español fue ‘a capela', no tenía nada escrito. Lo dije con el corazón, porque aun cuando lo puedo expresar en inglés, en español puede expresar mejor mis sentimientos. Pero siempre respetando lo que el béisbol de Estados Unidos me dio". En el béisbol de las Mayores, el hijo de Santos Alomar Sr. y María Velázquez se convirtió en uno de los mejores exponentes del juego. En 17 años de carrera, bateó para .300, con 2,724 hits, 1,508 anotadas y 1,134 empujadas y es el único intermedista en la historia que combinó un promedio de .300, 500 dobles, 200 jonrones, más de 450 bases robadas y 10 Guantes de Oro. Bateó para .347, con seis impulsadas y siete bases robadas en dos Series Mundiales ganadas con Toronto y su jonrón frente a Dennis Eckersley en el cuarto partido de la Serie de Campeonato de la Liga Americana en 1992 es considerado el batazo que cambió la mentalidad de la franquicia canadiense.
Al campo, redefinió la defensa de la segunda base de la misma forma que Ozzie Smith y Omar Vizquel lo hicieron con el jardín corto: con jugadas mágicas a diario, una cobertura segura y unos instintos que iban más allá de lo humano.
"Tuve la oportunidad de jugar al máximo nivel", señaló, mientras reflexionaba sobre sus números y logros. "Quizás si no hubiese jugado pelota en Estados Unidos a lo mejor hubiese estudiado medicina, pero sé que no tenía esa habilidad. Mi habilidad era jugar béisbol y en Estados Unidos tuve la oportunidad de desarrollarme al máximo de mis capacidades".
Roberto Alomar es el último miembro de una familia con un abolengo beisbolero de antología, que va más allá de su padre Santos, quien jugó 15 años en las Mayores, y su hermano Santos Jr., un receptor que jugó por 20 temporadas. Sus tíos Demetrio, Rafael y Tony Alomar jugaron pelota profesional por varios años en Puerto Rico, además de los primos de su padre, Pedro y Antonio 'Guinea' Alomar.

Alomar debutó con los Criollos de Caguas en 1986.
Por la vena materna de Santos Sr., está Ceferindo Conde, un conocido sabio del béisbol que cuando dirigía, acuñó la frase "lo importante es llegar a primera" y su hijo Ramón Luis 'Wito' Conde, quien jugó en las Mayores en 1962.
Igualmente, los Alomar son parientes cercanos de Angel 'Cookie' Mangual, quien jugó para los Atléticos de Oakland que ganaron tres campeonatos de la Serie Mundial de 1972 a 1974 y con Luis 'Mambo' de León, lanzador de los Padres de San Diego en la década del 80.
"No hay duda de que Roberto tenía la sangre para jugar béisbol", comentó Santos Alomar, quien luego de su carrera como jugador se desempeñó como coach con los Padres de San Diego y los Mets de Nueva York. "Pero lo que lo hizo a él fue su entrega, más que sus habilidades y su herencia. He visto muchos peloteros con grandes habilidades que se quedan a mitad porque no se esmeran en pulirse. Roberto tenía la habilidad, pero trabajó duro y tenía la capacidad, era un estudioso del juego y siembre buscaba la manera de tomar ventaja de las debilidades del oponente".
Roberto y Sandy Jr también tuvieron una gran ventaja sobre muchos otros peloteros latinoamericanos. Todos los veranos, cuando terminaban el año escolar en Puerto Rico, viajaban por su padre hasta en las giras por la carretera.
"Se hacían tiradas con Nolan Ryan y con Bobby Bonds, le cogían el guante a Elrod Hendricks (receptor de reserva de los Yankees en 1976) y ese ambiente les ayudó mucho en su carrera", comentó Santos Alomar. "Ya cuando eran adolescentes, nos acostábamos a las 2:00 de la mañana hablando de béisbol. Aprendieron mucho en ese proceso".
Aún así, el paso por las Menores no fue un jardín de rosas para Roberto.
"No hablaba tanto inglés y uno va a un sitio nuevo, sin la familia, a hacer todo lo que te hacen en la casa", recordó. "Hubo momentos en que uno quiere recoger todo e irse de vuelta a la casa. Pero lo que me salvó fueron mis metas. Para llegar a donde llegué uno tiene que sacrificarse. Sabía que tenía la habilidad, pero el trabajo, el deseo de superación la perseverancia… sin eso no hubiese podido llegar. La habilidad es importante, pero se perfecciona con la práctica".
En julio, Alomar se unió a Martín Dihigo, Roberto Clemente, Juan Marichal, Luis Aparicio, Rod Carew, Orlando Cepeda y Tany Pérez en el exclusivo círculo de hispanos en el Salón de la Fama. A todos, los reconoció con sus palabras en español. Pero nadie estaba más orgulloso que Santos Alomar Conde, a quien no le dan sus propias palabras para expresar cómo se sintió ese día.
"Todos los peloteros, hispanos y americanos lo felicitaron por cómo se expresó", indicó. "Fue como… apreciar lo que otros hicieron antes que él. Siempre he estado orgulloso de él, de mis tres hijos, pero ese día… sí que fue un día especial".
Comentarios y opiniones a robinson1220@hotmail.com

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