13 noviembre 2011

Amilcar Brusa, legendario entrenador, era el MEJOR AMIGO de los Boxeadores


Amílcar Brusa había cumplido 89 años, al momento de su muerte, en su natal Santa Fe, en la Colonia Silva, un pueblo rural del norte de la provincia de Santa Fe, en el centro de Argentina. Había nacido coincidencialmente el 23 de Octubre de 1922.
En la adolescencia cuando Amílcar Brusa vivía con su familia, en la zona rural de Colonia Silva, en una región rica del norte santafesino, tenía poco apego a los libros y a pesar de su fortaleza física, no le agradaba la actividad agropecuaria, no quería laborar en el campo.
Entonces, don Pedro, su padre, un día lo llamó y en el curso de una conversación amena y positiva, intercambiando conceptos, lo sorprendió cuando le dijo: “Mirá, Amílcar: a vos no te gusta estudiar; me dijiste que tampoco quieres trabajar en el campo, porque te arruinas las manos en la actividad agropecuaria. Entonces te propongo algo; he observado que admiras a Luis Ángel Firpo, si te gusta el boxeo, adelante, yo te banco”.
El Grandote Brusa durante su actividad boxística, militó en la categoría pesado, haciéndolo como aficionado cuando tenía entre 22 y 26 años de edad, realizando 30 encuentros, adjudicándose el certamen Guantes de Oro, habiendo sufrido solamente tres traspiés, dos de ellos con Rafael Iglesias, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948.
Brusa recordaba en forma permanente que “uno de mis grandes amigos que me dio esta disciplina ha sido José “Chepo’ Reynoso, un hombre demasiado grande y solidario”. Enfatizaba con emoción, “cuando me tuve que ir del país, me abrió las puertas, el gimnasio y su corazón; no existen palabras para valorar a este verdadero luchador del boxeo internacional”. 
Este Viejo Zorro, entrenador argentino de boxeo, tuvo en sus manos 14 Campeones Mundiales, en Colombia se dio a conocer, en medio de las dos celebres batallas boxísticas entre nuestro Rocky Valdez, y el legendario Carlos Monzón, al final de la década de los 70s, en esos combates se dijeron muchas cosas, a veces hasta ofensivas, pero fue allí donde los periodistas descubrimos, en el gigante Brusa, no solo un sabio del Boxeo sino un gran señor y mejor amigo, que la ruleta de la vida después puso en el rincón de varios campeones Mundiales Colombianos, entre ellos al carismático Miguel Happy Lora, en 1985, cuando gano el Titulo Mundial de los Gallos en Miami, y de quien dijo, “Como con Monzón, con Happy me voy a cansar de ganar”, pero solo estaría con el gallo Monteriano, 2 defensas, pues sus exigencias, y profesionalismo en el trabajo, no les permitió una buena relación de Técnico-Boxeador.
De Brusa, habrá que hablar de su carácter recio en los gimnasios de entrenamientos, y en la orientación de las peleas, pues no “mamitiaba” a los boxeadores, por el contrario imponía su autoridad, con carácter, y exigiendo el máximo de concentración, pero lo que muchos no conocieron fue su ternura con esos mismos Boxeadores, a quienes lejos de los ensogados de entrenamientos y peleas, después trataba con la ternura de un padre a sus hijos.
Ese comportamiento lo resume en este celebre pensamiento: “El boxeo es mi pasión; quiero a esta actividad deportiva que ocupa un pedazo muy grande de mi vida. Esta disciplina es la única que puede ofrecer futuro a un chico humilde, pobre, sin estudios, que está fuera del sistema; tiene la posibilidad de aprender del mundo, de ganar plata, conocer su país y otros países del universo, viajar en avión, cosas que otro trabajo no le puede ofrecer...”, afirmaba el Viejo Maestro.
Amílcar Oreste Brusa se erigió en un verdadero maestro en la enseñanza del arte del boxeo, sacando a jóvenes de los peligros de la calle y convirtiéndolos luego en verdaderos hombres.
En ese sentido su obra maestra fue CARLOS MONZON, quien sobresale entre los catorce campeones mundiales, que forjo, y quien fue considerado el mejor peso mediano de la historia del pugilismo mundial.
“Carlos Monzón fue el más grande campeón de la categoría mediano, es una leyenda y un mito vigente”, solía decir, Reconociendo que “Monzón con sus 100 combates se convirtió en una leyenda, con la estelar consagración el 7 de noviembre de 1970, cuando obtuvo la faja universal al obtener el resonante triunfo, noqueando al monarca, Nino Benvenutti, con un directo espectacular, en la mejor actuación de toda su campaña profesional”.
Brusa reflexionaba: “Monzón fue un apasionado, quería con todo su corazón a la Argentina, era un nacionalista como yo, decía que de la única forma que le podían arrebatar el título de los Medianos de boxeo era sacándolo muerto del cuadrilátero. Cuando lo conocí, tenía siete peleas como aficionado y había perdido dos. Conmigo hizo 80 peleas más como amateur”.
En sus inicios, Monzón buscando un camino y un rumbo dentro del pugilismo recorrió distintos gimnasios, pero la vida le golpeaba duro, y estaba cayendo por puntos, hasta que...  el destino lo unió a Amílcar Brusa, Carlos necesitaba confiar en alguien y por eso en una de las primeras charlas le aclaró: "Mire, Brusa, a mí hace poco me robaron con un porcentaje. Yo sé que usted no roba. Por eso vengo a verlo".
Desde entonces se formó un verdadero trabajo entre ambos y en conjunto con profesionales de la talla de José Lemos, Adolfo Inocencio Robledo y Pedro Coria, también pupilos de Amílcar. La regla base consistió en incorporar conocimientos técnicos y sociales. Brusa hacía las veces de entrenador – amigo – padre.
Este fenómeno adiestrador, el 10 de junio de 2007, recibió el merecido premio de ser exaltado al Salón de la Fama del Boxeo Internacional, en Canastota, Nueva York, reconociendo que “Monzón fue un tipo muy agradecido y un excelente profesional. Antes de las peleas dejaba el cigarrillo, las bebidas y las mujeres”.
“Si yo transito con éxito por el mundo hoy se lo debo a mis catorce campeones mundiales y, sobre todo, a un líder que se llama Carlos Monzón”, destacaba Brusa.
De los 14 campeones mundiales profesionales de boxeo dirigidos por Amílcar Oreste Brusa, cinco de ellos nacieron en suelo de la Argentina, seis en la tierra cafetera de Colombia y uno en El Salvador, República Dominicana y Venezuela, respectivamente.
Seis pugilistas dirigidos por el experimentado conductor obtuvieron la corona latinoamericana; un solo boxeador fue campeón sudamericano; otro del Mundo Hispano; siete profesionales ostentaron el título argentino y 14 en el campo aficionado.
* Campeones mundiales: Carlos Monzón (Argentina), Mediano. Miguel Ángel “Lita” Cuello (Argentina), Mediopesado. Francisco Quiroz (República Dominicana), Minimosca. Miguel “Happy” Lora (Colombia), Gallo. Antonio Esparragoza (Venezuela), Pluma. Sugar “Baby” Rojas (Colombia), Supermosca. Tomás Molinares (Colombia), Welter. Luis “Chicanero” Mendoza (Colombia), Supergallo. Rafael Pineda (Colombia), Superliviano. Francisco Tejedor (Colombia), Mosca. Juan Domingo Córdova (Argentina), Minimosca. Jorge Rodrigo “La Hiena” Barrios (Argentina), Superpluma. Carlos “Famoso” Hernández (El Salvador), Superpluma. Carlos Manuel “Tata” Baldomir (Argentina), Welter.
* Campeón Mundo hispano: Ricardo Género.
* Campeones latinoamericanos: Luis Acosta. Carlos María (Manuel) del Valle Herrera. Jacinto Horacio Fernández. Luis “Chicanero” Mendoza. Hugo Pineda. Carlos “Famoso” Hernández.
* Campeón sudamericano: Carlos Monzón.
* Campeones argentinos: Carlos Monzón, Marcial Franco, Jacinto Horacio Fernández, Hugo Bidyerán, Héctor Sotelo, Francisco Mora y Diego Díaz Gallardo.
* Campeones amateurs: Rodolfo Ceccarossi, Luis Ibarra, Roberto López, José Bronzone, Adolfo Montenegro, Juan Domingo Roldán, Hugo Bidyerán, Oscar Florentín, Norberto Rufino Cabrera, Alberto Pacheco, Roberto Barrientos, Luis Acosta, Jacinto Horacio Fernández y Ceferino Morales.
En su natal Santa Fe, una comisión trabaja para levantar un monumento en su honor.

07 noviembre 2011

Campo Elías Terán,

 “El Mandarinosqui Mayor”: de los micrófonos a la Alcaldía de Cartagena


Campo Elías Terán Dix es oriundo del municipio de San Antero, Córdoba. Realizó el bachillerato en el Colegio Liceo de Bolívar de Cartagena, posteriormente estudió en la Universidad de Antioquia Administración Hospitalaria, y recientemente se graduó de Comunicador Social y Periodista en la Universidad Los Libertadores.
Fue alcalde del municipio de San Antero y profesional universitario en el área de la administración en salud en el departamento de Córdoba. Durante más de 25 años ha trabajado en medios de comunicación. En un principio fue narrador deportivo y luego en el ejercicio del periodismo social a través del “Noticiero Popular” de RCN.
Su popularidad, y el inicio de la campaña que hoy lo tiene como Alcalde electo de Cartagena, con la votación más alta en la historia electoral de la Heroica, es fruto de haber ayudado por muchos años a la gente a través de los micrófonos, y de la simpatía de quienes sienten que él es diferente a los políticos tradicionales.
Teherán, un afrocolombiano de casi sesenta años y que no pertenece a la tradicional élite política, Cartagenera, se convirtió en la principal opción de las clases menos favorecidas desde el momento en que comenzó hacer efectivas las diferentes campañas que por más de ocho años emprendió a favor de esas clases desprotegidas, en las zonas marginales, micrófono en mano y de frente con esas comunidades.
Teherán, Sananterano de nacimiento, pero gran Cartagenero de corazón, convirtió, en los años antes de lanzarse a la conquista del palacio de la Aduana, su micrófono en un instrumento de poder, y con humildad, y  gran clase humana, le permitieron no solo ganarse el cariño del pueblo raso, sino que se presentaba como amigo de políticos famosos, para convertirse en un intermediario entre las comunidades y el Distrito. Las personas llamaban para avisarle que en una cuadra estaban robando, que en un barrio no había luz hace dos días, o que están cobrando un impuesto predial alto en una manzana, y Campo, como le decían sus oyentes, llamaba al secretario encargado del tema, se reunía con el funcionario, presionaba por sus micrófonos. Y muchas veces lograba que se solucionara el problema. Además, Teherán se mantenía en contacto con las personas, no se quedaba en su cabina radial, mediaba entre pandillas, repartía mercados entre personas necesitadas, apoyaba competencias deportivas.
Por este tipo de actitudes, Campo Elías Terán es tan conocido por ello que su apodo, 'el mandarinosqui mayor', se refiere a su generosidad. La historia, contada por él, es que hace años se dio cuenta de que cuando los pensionados van a cobrar su mesada hay grupos de muchachas que los esperan para seducirlos y quedarse con su dinero. Al ver cómo los ‘pelaban’, se acordó de lo fácil que es pelar una mandarina, y los bautizó como ‘mandarinosquis’. Y, como, según dice, él regala y comparte todo lo que tiene, sus amigos lo terminaron llamando ‘el mandarinosqui mayor’.
Pero no todo es color de rosa para Campo Elías, pues lo ven débil a la hora de los temas de ciudad, administración pública, planeación, y falta de experiencia, y no es una crítica gratuita: Terán no ha sido elegido para ningún cargo público, lleva 20 años sin trabajar en el Estado y no es parte de una familia de políticos.
Campo se defiende. Recuerda su experiencia como administrador de salud en el hospital de Montería capital de su departamento de origen, Córdoba, donde tuvo actividad política, también como Alcalde de su natal San Antero. Y argumenta: “Soy un hombre estudioso, trabajador, y, sobre todo, tengo el apoyo de Dios”, dice y anuncia que va a estudiar administración pública, “especialmente con el tema de contratación pública, que es por el que tantos terminan en la cárcel”.
Aunque tiene claro que su principal apoyo fue en los barrios populares, Campo Elías evita ponerse de su lado y contra la elite Cartagenera. “A mí me reciben bien en el Club Cartagena”, dice. “Quiero que la clase empresarial tenga confianza en mi”, y les alarga la mano con dos propuestas: Es partidario de crear exenciones tributarias que permitan que más empresas se asienten en la ciudad y creen empleo. “Somos la segunda ciudad más exportadora del país, pero el 97 por ciento de lo que exportamos no es producido en Cartagena” recuerda. Además, quiere hacer obras. “Hay que hacer una unión con la sociedad de ingenieros y arquitectos para hacer obras para la movilidad. La ciudad necesita puentes.
Y por esta vía de los contratos, Terán también le habla a la clase política. “Yo no peleo con ninguno de los concejales. La relación con ellos tiene que ser de jalar y luego soltar un poquito”. Dice que no tiene sentido no darles puestos a los concejales si ellos presentan candidatos idóneos. Y es más: “Si un concejal me pide que le dé un contrato para hacer una calle, yo le pido que me mande la hoja de vida de la empresa a la que le quiere dar el contrato. Y si es bueno, miramos a ver qué se puede hacer”. Porque, según dice, lo que le importa es hacer obras para que la suya sea una administración admirable. “Mira, es la primera vez de un negro en la alcaldía de Cartagena. Si lo hago mal ¿cuándo volverá un negro a la alcaldía?”.